Sin Redundar.

Columna Periodística -Por Carlos Avendaño.-

¡Hay que escuchar a los agricultores de Sinaloa! Pero claro, escuchar no es lo mismo que atender. Y menos aún en este país de oídos sordos y de promesas huecas. La situación de los productores de maíz en Sinaloa es digna de una película de terror. Con rendimientos que caen como fichas de dominó -hasta 2 o 3 toneladas menos por hectárea- y los precios que no alcanzan ni para cubrir los costos de producción, el panorama es más negro que la cosecha perdida. Los agricultores están gritando a los cuatro vientos que así no hay rentabilidad ni futuro. Pero mientras tanto, las oficinas de gobierno se llenan de discursos y selfies, pero vacías de soluciones. ¿La cereza en este pastel amargo? La entrada indiscriminada de maíz blanco importado y transgénico, cortesía de los grandes TLCs y las benditas importaciones gringas. Gracias a eso, los precios locales se van al piso, y los campesinos ven cómo su trabajo se convierte en saldo rojo. Y como si todo esto no bastara, la sequía llegó como guillotina y les partió la cosecha. Ni agua, ni apoyo, ni remedio. ¿No que muy soberanos y defensores del campo los de la 4T? Porque a la hora de las selfies todos son campeones de la agricultura, pero a la hora de defender al productor sinaloense, puro atole con el dedo. ¡Ah, pero eso sí! ¡Que no falte el aplauso oficial y el video institucional diciendo que el campo es prioridad nacional! Los agricultores necesitan algo más que aplausos y discursos. Necesitan precios justos, agua, y un gobierno que de verdad los escuche y que actúe. Porque si no, pronto el maíz sinaloense será solo un recuerdo en la historia…

Tarifa 1-F Sinaloa: El show eléctrico del verano. ¡Justo a tiempo! Como caído del cielo (o, mejor dicho, del infierno sinaloense) llegó la noticia de la tarifa 1-F y su subsidio para la energía eléctrica. Un respiro a medias para soportar la sensación térmica digna de horno industrial que nos espera en estos meses. Esa tarifa 1-F, tan esperada como la lluvia en el desierto, nos da el permiso moral de prender el aire acondicionado sin sentir que te están vaciando la cartera. Y sí, el todavía gobernador Rubén Rocha Moya, con bombos y platillos, firmó el convenio con la CFE para que el subsidio se aplique de mayo a octubre. Pero no nos hagamos bolas: esa firma más que un acto heroico es una obligación elemental de cualquier gobierno decente. Que no vengan con cuentos de “gestión histórica” o “logro extraordinario”, porque con la brasa que vivimos en Sinaloa, es lo mínimo que pueden hacer. Mientras tanto, el calor nos frió las ideas y nos subió las facturas. Algunas zonas superan los 45 grados centígrados en sensación térmica —y todavía nos piden que ahorremos energía, como si con el calorón nos dieran ganas de dormir sin ventilador. Y por si fuera poco, nos avisan que este año la temperatura promedio será un grado más alta que el anterior. ¡Un grado que en Sinaloa es la diferencia entre sobrevivir o asarte como pollo rostizado! Así que celebremos con bombo y platillo el subsidio, mientras contamos los días para que el recibo llegue con su cariñito. Porque en este México mágico, el show eléctrico del verano viene con la tarifa subsidiada… pero la política, esa siempre viene con precio extra…

¡Fertilizante, pero de papel! José Luis Quevedo Castro, el coordinador de la CIOAC, le puso el dedo en la llaga: el programa de Fertilizantes para el Bienestar parece más bien una “aspirina” para un cáncer terminal que es el campo mexicano. Claro, porque en el México de la 4T se creen que con un par de costales de fertilizante de cuarta y una sonrisa de funcionario alcanza para revivir al moribundo agro nacional. Y así andamos: con el campo desahuciado y la autosuficiencia alimentaria colgando de un hilito, pero celebrando entregas como si fueran la panacea. ¡Qué bonito! En vez de políticas públicas serias y presupuesto real, nos recetan pequeñas dosis de fertilizante y una selfie con los funcionarios. ¡Mágico! Porque eso de aumentar la producción, garantizar precios justos y apoyar a los productores de verdad, ah no, eso no, eso da flojera. Mientras el campo agoniza, la burocracia se toma la foto entregando costales y aplaudiendo su propia “generosidad”. Y la autosuficiencia alimentaria, esa promesa de soberanía nacional, ahí sigue: esperando que le echen más fertilizante del “bienestar”. ¿Acciones reales? ¡Bah! Eso implica muchísimo esfuerzo y muchísima planeación. Mejor sería hacer un acto oficial con banderazo y muchas fotos… aunque sea para sepultar el campo de una buena vez por todas…

La elección judicial en México, terminó siendo el producto de una reforma parida por una mente rencorosa -léase con todas sus letras: AMLO- amparada en una mayoría legislativa dispuesta a arrollar la división de poderes. Los votantes fueron condenados a elegir sin la menor idea de las funciones de los cargos ni de los candidatos, convertidos en las sombras de un espectáculo que huele a pura simulación. Entre los aspirantes aparecieron perfiles dignos de la peor tragicomedia: abogados del narco, personas acusadas de acoso y oportunistas profesionales. Las campañas -si se les puede llamar así- resultaron patéticas, sin reglas ni fiscalización efectivas, exhibiendo un mercado de promesas y lealtades al mejor postor. El INE, con su tibieza de costumbre, dejó pasar las irregularidades como la distribución de “acordeones” (una verdadera burla a la inteligencia ciudadana) confirmando que su autonomía es apenas un espejismo. El conteo de los votos, a cargo de las mismas autoridades electorales, despierta legítimas dudas sobre la credibilidad del proceso, pues la desconfianza se ha convertido en el pan de cada elección. Esta elección judicial pasará a la historia como el último capricho de Andrés Manuel López Obrador, quien, sin pudor, se empeñó en debilitar y politizar un sistema judicial que ya de por sí caminaba con muletas. El resultado: un sistema de justicia a la deriva, atrapado en la incertidumbre, tanto para los ciudadanos como para las inversiones, en un país donde la economía se tambalea al ritmo de la improvisación. Así nos quedamos, mis estimados lectores, a la espera de los resultados de esta infame elección judicial 2025. Preguntas obligadas: ¿Cuál es el aspecto más negativo de esta elección judicial? ¿Hay algo positivo, aunque sea mínimo, que pueda rescatarse de esta tragicomedia electoral? Les cedo la palabra, que la respuesta está entre ustedes estimados lectores…

Sin Redundar y diciendo las cosas tal y como son. Suyos los comentarios estimados lectores…

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