El Fondo de Desastres Naturales (FONDEN) fue un instrumento financiero creado en México en 1996 y operativo desde 1999, diseñado para apoyar la rehabilitación de infraestructura federal, estatal y municipal, viviendas de bajos ingresos y ciertos componentes del medio ambiente afectados por desastres naturales. Su objetivo principal era proporcionar recursos oportunos para atender emergencias y reconstrucciones tras fenómenos como huracanes, sismos e inundaciones, bajo principios de corresponsabilidad, transparencia y complementariedad. Los recursos provenían del Presupuesto de Egresos de la Federación, donaciones, rendimientos de inversiones y mecanismos de transferencia de riesgos como seguros y bonos catastróficos.
Funcionamiento del FONDEN
El FONDEN operaba dentro del Sistema Nacional de Protección Civil, gestionado por la Secretaría de Gobernación (Segob) y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). Para acceder a sus recursos, se requería una declaratoria de emergencia o desastre natural emitida por Segob, tras lo cual se realizaba un censo de daños para determinar la asignación de fondos. Los recursos podían entregarse en especie (insumos) o en efectivo, dependiendo de la gravedad del evento, y se destinaban a:
- Reconstrucción de infraestructura pública.
- Apoyo a viviendas en zonas marginadas.
- Restauración ambiental limitada.
El fondo también incluía el FOPREDEN (Fondo para la Prevención de Desastres Naturales), enfocado en medidas preventivas, y usaba herramientas como bonos catastróficos (CAT bonds) para garantizar liquidez ante eventos severos. Por ejemplo, en 2017, se pagaron 150 millones de dólares por los sismos, y en 2020, México mantuvo un bono catastrófico de 485 millones de dólares.
Extinción del FONDEN
En octubre de 2020, el Congreso de la Unión, liderado por la mayoría de Morena, aprobó la extinción de 109 fideicomisos, incluido el FONDEN, como parte de una iniciativa del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO). La justificación oficial fue:
- Combate a la corrupción: AMLO y el entonces titular de Hacienda, Arturo Herrera, argumentaron que el FONDEN era un «barril sin fondo» donde se desviaban recursos, con proveedores privilegiados que inflaban costos y apoyos que no llegaban a los damnificados. En 2020, se reportó que el fondo tenía 4,911 millones de pesos, pero pasivos por 18,000 millones, dejando una deuda neta de 13,123 millones.
- Centralización de recursos: Se afirmó que los recursos para desastres no desaparecerían, sino que serían manejados directamente por la SHCP, eliminando intermediarios y permitiendo flexibilidad para usar todo el presupuesto público en emergencias.
- Crisis económica: La extinción se justificó en parte por la necesidad de redirigir recursos para enfrentar la pandemia de COVID-19 y la caída de ingresos públicos.
En julio de 2021, la SHCP oficializó la desaparición del FONDEN como fideicomiso, transfiriendo 25,181 millones de pesos a la Tesorería de la Federación. El FOPREDEN también fue eliminado, entregando 1,338 millones de pesos. Las reglas de operación del fondo fueron derogadas, y los recursos restantes se centralizaron bajo el control de Hacienda.
Reemplazo: Programa para el Fondo de Desastres Naturales
Tras la extinción, se creó el Programa para el Fondo de Desastres Naturales, un esquema presupuestal anual (no plurianual como el fideicomiso) con los siguientes características:
- Presupuesto: En 2023, contó con 17,980 millones de pesos (recortado en 21% al primer semestre) y para 2024 se proyectaron 17,985 millones.
- Mecanismos complementarios: Incluye un seguro catastrófico de 5,000 millones de pesos y un bono catastrófico de 485 millones de dólares, activado, por ejemplo, tras el huracán Otis en 2023.
- Gestión: Los recursos son asignados por la SHCP a ejecutores como la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), estados o dependencias, según la emergencia.
Impacto y críticas
La extinción del FONDEN generó controversia, especialmente tras eventos como el huracán Otis (2023), que devastó Acapulco. Las principales críticas incluyen:
- Falta de planeación: La eliminación del fideicomiso dejó a México sin un mecanismo robusto y prefinanciado para desastres, aumentando la dependencia de presupuestos anuales sujetos a recortes. Por ejemplo, en 2023, los recursos disponibles (7,500 millones de pesos más seguros) fueron insuficientes frente a daños estimados de 32 a 43,400 millones de pesos por huracanes.
- Retrasos en respuesta: Estudios muestran que el FONDEN reducías significativamente la mortalidad al acelerar la reconstrucción, especialmente de infraestructura médica. Su ausencia ha generado demoras en la atención de emergencias.
- Centralización excesiva: La gestión directa por la SHCP ha sido criticada por falta de transparencia y flexibilidad, ya que los recursos no pueden acumularse de un año a otro, a diferencia del fideicomiso.
- Vulnerabilidad: México, por su ubicación geográfica, enfrenta riesgos constantes de sismos, huracanes y otros fenómenos. La desaparición del FONDEN se percibe como un retroceso en la gestión de riesgos, dejando a estados y municipios con mayor responsabilidad financiera sin garantías sólidas.
Por otro lado, defensores de la extinción, como AMLO y el subsecretario Gabriel Yorio, sostienen que el nuevo esquema es más eficiente, evita desvíos y asegura recursos suficientes, respaldados por el presupuesto público y seguros catastróficos.
Sentimiento en redes
Publicaciones en X reflejan división. Algunos usuarios critican la eliminación del FONDEN, acusando al gobierno de desmantelar un mecanismo vital para enfrentar desastres y prevenir impactos como los de Otis o las altas temperaturas. Otros defienden la decisión, argumentando que el fideicomiso era corrupto y que los recursos actuales son suficientes.
Conclusión
La extinción del FONDEN marcó un cambio significativo en la gestión de desastres en México, pasando de un fideicomiso con reglas claras y capacidad de acumulación a un programa presupuestal centralizado. Aunque el gobierno asegura que los recursos están garantizados, la falta de un fondo dedicado y la dependencia de asignaciones anuales han generado preocupación sobre la capacidad de respuesta ante desastres, especialmente en un contexto de cambio climático y fenómenos naturales más intensos. La evidencia sugiere que el FONDEN era efectivo para salvar vidas y mitigar impactos económicos, pero las acusaciones de corrupción justificaron su eliminación para algunos. La discusión sigue abierta sobre si el nuevo esquema es suficiente para un país tan expuesto a desastres.
