A 20 años del desafuero de López Obrador.

El desafuero de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ocurrió entre 2004 y 2005, cuando era jefe de gobierno del Distrito Federal, y es considerado uno de los episodios político-judiciales más relevantes de la historia reciente de México. A continuación, se presenta un resumen claro y objetivo de los hechos, causas, contexto y consecuencias, basado en información disponible:

Contexto y causa del desafuero

El caso se originó por un litigio sobre el predio conocido como «El Encino», en Santa Fe, Ciudad de México. Este terreno, adquirido por particulares en 1969 y parcialmente vendido al gobierno federal en 1998 para la construcción de un tramo de la autopista México-Toluca, fue objeto de disputa. En 2000, el gobierno del Distrito Federal, bajo la administración de AMLO, continuó trabajos de construcción de una calle de acceso a un hospital, a pesar de una orden judicial que exigía suspender dichas obras por un amparo solicitado por un propietario privado, José María Escobedo. La Procuraduría General de la República (PGR) acusó a López Obrador de desacato a esta orden judicial, un delito que, aunque menor, podía implicar la pérdida de sus derechos políticos, incluida su capacidad de postularse como candidato presidencial en 2006.

La PGR, respaldada por el gobierno federal del presidente Vicente Fox (PAN) y con apoyo de sectores del PRI, solicitó a la Cámara de Diputados el 18 de mayo de 2004 el desafuero de AMLO para que enfrentara un proceso penal. El 7 de abril de 2005, la Cámara, presidida por Manlio Fabio Beltrones (PRI), votó a favor del desafuero con 360 votos a favor, 127 en contra y 2 abstenciones.

Percepción pública y motivaciones políticas

El proceso fue ampliamente percibido como una maniobra política para frenar las aspiraciones presidenciales de López Obrador, quien lideraba las encuestas para las elecciones de 2006 como candidato del PRD. Figuras como el diputado priista Roberto Campa Cifrián declararon en el Congreso que el desafuero no se debía a que AMLO fuera un delincuente, sino a que era un «candidato peligroso» que podía ganar la presidencia. Esta percepción fue reforzada por críticas internacionales de medios como The Washington Post, The New York Times y Los Angeles Times, que calificaron el proceso como un retroceso para la democracia mexicana y una estrategia para marginar a un líder popular.

López Obrador acusó directamente a Vicente Fox, a empresarios como Rómulo O’Farrill y a figuras como Carlos Salinas de Gortari de orquestar el desafuero. En su defensa ante la Cámara de Diputados, pronunció un discurso histórico en el que afirmó: “Ustedes me van a juzgar, pero no olviden que todavía falta que a ustedes y a mí nos juzgue la historia”. También señaló que el proceso no era jurídico, sino político, con el objetivo de inhabilitarlo electoralmente.

Reacciones y movilizaciones

El desafuero generó una polarización significativa en la sociedad mexicana. El 24 de abril de 2005, se llevó a cabo la «Marcha del Silencio» en la Ciudad de México, donde más de 1.2 millones de personas, según cifras de la Secretaría de Seguridad Pública local, se manifestaron en apoyo a AMLO y en rechazo al gobierno de Fox. Esta fue la mayor movilización política en la historia reciente de México hasta ese momento.

Medios nacionales como La Jornada, Milenio y El Universal publicaron editoriales y cartones críticos del proceso, con mensajes como “La justicia ha muerto ¡No a la canallada del desafuero!”. La Asamblea Legislativa del Distrito Federal, dominada por el PRD, desconoció el desafuero y presentó una controversia constitucional ante la Suprema Corte, argumentando que la Cámara de Diputados no tenía facultades para proceder contra el jefe de gobierno.

Desenlace

La presión social y las críticas internacionales llevaron al gobierno de Fox a dar marcha atrás. El 20 de abril de 2005, dos diputados del PAN, Gabriela Cuevas y Jorge Lara, pagaron una fianza de 2,000 pesos para que AMLO enfrentara el proceso en libertad, sin su consentimiento. López Obrador rechazó esta acción, calificándola de “cobarde” y parte de la estrategia para debilitarlo políticamente.

El 27 de abril, Rafael Macedo de la Concha, procurador general, renunció, y el 4 de mayo de 2005, la PGR anunció que no ejercería acción penal contra López Obrador, cerrando el caso. Fox también anunció cambios en su gabinete y una reunión con AMLO para calmar el clima político.

Consecuencias y legado

El desafuero tuvo un impacto profundo en la política mexicana:

  1. Fortalecimiento del movimiento obradorista: La resistencia civil organizada durante el proceso sentó las bases del «Obradorismo», un movimiento político-social que culminó con la fundación de Morena y la victoria de AMLO en las elecciones presidenciales de 2018.
  2. Desgaste del PRI y el PAN: Ambos partidos, señalados como responsables del desafuero, sufrieron un deterioro en su imagen pública, lo que contribuyó a su declive en elecciones posteriores.
  3. Percepción de autoritarismo: El proceso fue visto como un intento de las élites políticas de manipular el sistema judicial para eliminar a un rival, reforzando la narrativa de AMLO como víctima de un sistema corrupto.
  4. Revolución de las conciencias: Como señaló el Gobierno de México en 2025, el desafuero marcó un punto de inflexión que impulsó una transformación en la conciencia política del país, consolidando el apoyo popular a AMLO.

Críticas al proceso

Investigaciones posteriores revelaron irregularidades en el caso. El propietario del terreno, José María Escobedo, tenía antecedentes de corrupción inmobiliaria, y el juez Álvaro Tovilla, que dio cauce a la demanda, fue destituido en 2014 por corrupción. Además, la Suprema Corte había anulado en 2003 la orden judicial que sirvió de base para la acusación de desacato, lo que cuestionó la validez del proceso.

Relevancia a 20 años

En abril de 2025, al cumplirse 20 años del desafuero, AMLO y figuras como Gerardo Fernández Noroña recordaron el episodio como un intento fallido de frenar un movimiento popular. El discurso de AMLO de 2005 sigue siendo citado como un momento definitorio de su carrera, y el evento es visto como un catalizador del cambio político que llevó a la consolidación de Morena.

En resumen, el desafuero fue un intento de inhabilitar políticamente a López Obrador que, lejos de lograr su objetivo, fortaleció su figura y marcó un antes y un después en la política mexicana. La movilización popular y la percepción de injusticia consolidaron su liderazgo, demostrando que, como él mismo afirmó, “la historia juzgaría” a los involucrados.

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