En la Ciudad de México (CDMX), la problemática de las personas desaparecidas es un tema grave y persistente. Según datos oficiales del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), gestionado por la Secretaría de Gobernación, la capital del país se encuentra entre las entidades con un alto número de casos. Hasta el corte más reciente disponible, se estima que la CDMX acumula miles de registros de personas desaparecidas o no localizadas, siendo una de las ciudades con mayor incidencia en el país.
En lo que va del actual sexenio (iniciado el 1 de octubre de 2024), reportes indican que, en los primeros 100 días, se registraron aproximadamente 629 desapariciones en la CDMX, lo que la coloca como la segunda entidad con más casos en ese periodo, solo detrás del Estado de México. Esto equivale a un promedio de cerca de 6 desapariciones diarias en la capital durante ese lapso. Históricamente, desde el inicio de la administración anterior (2018-2024), la cifra de personas desaparecidas en la CDMX ha crecido significativamente, pasando de cientos a miles de casos acumulados.
Las alcaldías con mayor número de reportes incluyen Iztapalapa, Gustavo A. Madero y Cuauhtémoc, destacando Iztapalapa como la zona con más casos, superando los 900 registros en algunos conteos recientes. Factores como la violencia, la trata de personas y el crimen organizado han sido señalados como causas subyacentes, aunque no todas las desapariciones están vinculadas a delitos de alto impacto; muchas se relacionan con ausencias voluntarias o conflictos personales.
Las autoridades locales han implementado estrategias como la búsqueda generalizada, que incluye cotejos masivos de registros y visitas domiciliarias, logrando localizar a miles de personas desde 2018. Por ejemplo, se ha reportado que en la CDMX se han encontrado más de 3,000 personas de un total de 7,416 registros en un periodo reciente, siendo la entidad con mayor número de localizaciones en el país.
Sin embargo, las familias y colectivos de búsqueda critican la falta de transparencia, la insuficiencia de recursos y la lentitud en las investigaciones, lo que las ha llevado a realizar búsquedas por su cuenta en zonas como el Ajusco o la Sierra de Guadalupe.
La crisis de desapariciones en la CDMX refleja un problema nacional más amplio, donde la impunidad y la falta de coordinación institucional agravan la situación.
A pesar de los esfuerzos, el número de casos sigue en aumento, y la demanda de justicia y respuestas por parte de las familias permanece vigente.
