Las pruebas de fuego real se realizaron el 8 y el 10 de octubre, cuando proyectiles lanzados desde un caza F-15K golpearon exitosamente los objetivos posicionados a una distancia de 400 kilómetros en el mar Amarillo.
Junto a los simulacros de fuego real se llevaron a cabo ejercicios de interceptación de misiles de crucero enemigos, utilizando aviones de combate F-35A y KF-16.