La Unión Europea (UE) y el Reino Unido firmaron un nuevo acuerdo de cooperación en comercio, defensa, pesca, energía y movilidad juvenil durante su primera cumbre bilateral post-Brexit en Londres. Este pacto busca superar las tensiones derivadas del Brexit y establecer una «nueva era» en las relaciones bilaterales, impulsada por la necesidad de abordar desafíos geopolíticos y económicos, como la guerra en Ucrania y la inestabilidad global.
Claves del acuerdo:
- Comercio: Se reducen los controles sanitarios y fitosanitarios (SPS) para productos agroalimentarios, aliviando trabas burocráticas y beneficiando a las exportaciones británicas, especialmente de pymes, con un impacto estimado de 9.000 millones de libras anuales (10.600 millones de euros) para 2040. El Reino Unido acepta alinear parcialmente su normativa con la UE, con el Tribunal de Justicia de la UE como árbitro en disputas.
- Defensa: Se establece una asociación estratégica con reuniones de alto nivel bianuales y cooperación en ciberseguridad, movilidad militar y respuesta a crisis. Las empresas británicas podrán acceder al fondo SAFE de la UE (150.000 millones de euros) para compras militares conjuntas, aunque requiere acuerdos posteriores y contribución financiera.
- Pesca: Se prorroga el acceso de flotas europeas a aguas británicas hasta 2038, sustituyendo negociaciones anuales, una concesión británica que genera críticas internas de sectores pro-Brexit.
- Energía: Se vinculan los sistemas de comercio de emisiones (ETS) y se fortalece la interconexión energética, mejorando la seguridad energética y ahorrando a empresas británicas unos 800 millones de libras anuales.
- Movilidad juvenil: Se implementa un programa para que jóvenes menores de 30 años de la UE y el Reino Unido estudien y trabajen temporalmente en ambos territorios.
- Seguridad: El Reino Unido accede a sistemas de reconocimiento facial de la UE, además de acuerdos existentes sobre ADN, huellas dactilares y matrículas, y se facilitan controles de pasaportes y transporte de mascotas.
El primer ministro británico, Keir Starmer, y líderes europeos como Ursula von der Leyen y António Costa destacaron el acuerdo como un «momento histórico» para fortalecer la alianza en un contexto de inestabilidad global, sin implicar un retorno al mercado único o la unión aduanera. Sin embargo, persisten desafíos, como las negociaciones pendientes sobre Gibraltar y la oposición de sectores británicos euroescépticos, especialmente por las concesiones en pesca.
Este acuerdo no modifica el Acuerdo de Comercio y Cooperación (TCA) de 2020, sino que lo amplía, priorizando una cooperación pragmática y estructurada.
