La relación entre la inversión pública y privada en México es un tema clave para entender el crecimiento económico del país. A continuación, les presento un análisis basado en información reciente y datos históricos, destacando tendencias, complementariedad, sustitución y su impacto en la economía.
Tendencias recientes (2019-2023)
- Inversión privada como motor principal: La inversión privada ha sido el componente dominante en la formación bruta de capital fijo en México. En el cuarto trimestre de 2023 (4T2023), representó el 21.2% del PIB y el 88.5% de la inversión total, mientras que la inversión pública aportó solo el 3.5% del PIB y el 11.5% de la inversión total. Esto refleja una proporción aproximada de 7 a 1 entre inversión privada y pública, una constante histórica en el país.
- Crecimiento récord en 2023: En 2023, la inversión total (pública y privada) alcanzó un 24.6% del PIB, equivalente a 6.2 billones de pesos, el nivel más alto en una década. Esto se debió a un crecimiento anual del 19% respecto al 4T2022, con un aumento del 19.5% en la inversión privada y del 14.9% en la pública. Proyectos insignia del gobierno, como el Tren Maya, impulsaron la inversión pública, mientras que el sector privado se benefició de un entorno de mayor certeza jurídica y recuperación postpandemia.
- Recuperación postpandemia: Desde mediados de 2018 hasta el 1T2021, tanto la inversión pública como la privada mostraron tasas negativas debido a incertidumbre jurídica y la crisis del COVID-19. Sin embargo, a partir de 2022, ambas se recuperaron, alcanzando un máximo histórico en el 4T2023. La inversión privada superó los niveles prepandemia en el 2T2023, mientras que la pública mostró incrementos trimestrales consistentes en 2022 y 2023, aunque sigue por debajo de su pico histórico de 2009 (6.2% del PIB).
- Declive histórico de la inversión pública: Desde 1980, la inversión pública ha disminuido significativamente, pasando de 9.1% del PIB en 1980 a 3.3% en 2021, muy por debajo del 4.5% recomendado por el Banco Mundial para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Durante el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012), promedió el 5% del PIB, pero cayó a 3.5% bajo Enrique Peña Nieto (2012-2018) y se mantuvo en torno al 2.5-3.5% en la administración de Andrés Manuel López Obrador (2018-2024).
- Inversión privada insuficiente para compensar: Aunque la inversión privada creció desde 1980 (de 12.5% del PIB en 1994 a 16% en 2015), no ha compensado la caída de la inversión pública. La Inversión Extranjera Directa (IED), que representó solo el 12.8% de la inversión privada en 2021, tampoco ha sido suficiente para cerrar la brecha.
Complementariedad vs. Sustitución
- Complementariedad predominante: Estudios econométricos muestran que la inversión pública y privada en México son en gran medida complementarias, no sustitutas. Esto significa que la inversión pública (por ejemplo, en infraestructura como carreteras y puertos) crea condiciones favorables que fomentan la inversión privada al reducir costos de producción y aumentar la competitividad. Un análisis de 1994-2015 encontró que un aumento del 0.49% en la inversión pública y del 1.6% en la privada generaron un crecimiento del PIB real del 10%, destacando su sinergia.
- Evidencia empírica: Investigaciones recientes (2003-2023) descartan el efecto de crowding out (desplazamiento de la inversión privada por la pública). En cambio, se observa un efecto crowding in (atracción), donde la inversión pública estimula la privada. Por ejemplo, Ramírez y López (2014) encontraron una relación positiva entre ambas en el período 1993-2013, y un estudio de 2024 confirmó retroalimentación y complementariedad en los últimos 20 años.
- Dependencia del tipo de inversión: El impacto de la inversión pública varía según su destino. Proyectos en infraestructura de comunicaciones o energías limpias tienden a complementar la inversión privada, mientras que proyectos menos productivos (como «elefantes blancos») pueden tener efectos limitados o negativos.
- Efectos sectoriales: La inversión pública y privada tienen impactos diferenciados por sector. El sector terciario (servicios), que representa más del 60% del PIB, ha sido el principal beneficiario, absorbiendo cerca de dos tercios de la inversión total. El sector primario (agricultura) recibe solo el 1.5% de la inversión, lo que refleja debilidades estructurales, mientras que el secundario (industria) muestra cierto desacoplamiento.
Impacto en el crecimiento económico
- Inversión como motor de crecimiento: La formación bruta de capital fijo es un determinante clave del crecimiento económico, tanto en el corto plazo (por su impulso a la demanda agregada) como en el largo plazo (al ampliar la capacidad productiva). En México, un crecimiento económico mediocre y un estancamiento reciente del PIB per cápita (similar a niveles de 2015-2017) se atribuyen en parte a niveles insuficientes de inversión.
- Multiplicadores del PIB: Entre 1988-2008, la inversión pública y privada contribuyeron significativamente al crecimiento del PIB, pero su impacto se redujo entre 2010-2018, con índices de contribución cayendo de 0.07 a 0.02 (pública) y de 0.15 a 0.02 (privada). Esto sugiere una complementariedad debilitada en períodos recientes, posiblemente por menor calidad o focalización de la inversión pública.
- Restricciones externas y sociales: Para una economía como la mexicana, limitada por la balanza de pagos, la inversión es crucial para transformar la estructura productiva y aumentar la elasticidad de las exportaciones. Además, el crecimiento económico impulsado por la inversión es esencial para generar empleo, mejorar ingresos y reducir la pobreza, un objetivo elusivo sin un desempeño robusto de ambos tipos de inversión.
Desafíos y perspectivas
- Inversión pública insuficiente: A pesar de la recuperación en 2023, la inversión pública sigue lejos de su máximo histórico y de los niveles recomendados. La caída desde 2009 no se ha revertido completamente, lo que limita el desarrollo de infraestructura clave (escuelas, hospitales, carreteras) y afecta la distribución del ingreso.
- Incertidumbre y certeza jurídica: La inversión privada, aunque dominante, enfrenta retos como la incertidumbre jurídica y la percepción de riesgo, agravadas por cambios en políticas públicas (por ejemplo, en el sector energético). Fortalecer el estado de derecho y garantizar reglas claras son fundamentales para sostener su crecimiento.
- Meta de inversión: Organismos como México, ¿cómo vamos? establecen una meta de inversión total del 24% del PIB para generar crecimiento sostenido y empleos de calidad. En 2023, esta meta se superó ligeramente (24.6%), pero mantenerla requiere políticas coordinadas entre el gobierno y el sector privado.
- Oportunidades futuras: Se estima que México podría atraer 250 mil millones de dólares anuales en inversión, con 1,937 proyectos privados identificados, de los cuales 441 enfrentan obstáculos. Resolver estas barreras y optimizar la inversión pública en sectores estratégicos (como el primario y el energético) podría maximizar el impacto económico.
Conclusión
En México, la inversión privada ha sido el principal motor de la formación de capital, representando cerca del 87-88% de la inversión total, mientras que la inversión pública, aunque crucial, ha declinado desde 1980 y permanece en niveles bajos (2.5-3.5% del PIB). Ambas son complementarias, con la inversión pública estimulando la privada a través de infraestructura y condiciones favorables, aunque su impacto depende del tipo y calidad de los proyectos. Para superar el estancamiento económico y reducir la pobreza, México necesita aumentar ambos tipos de inversión, mejorar la certeza jurídica y focalizar recursos en sectores estratégicos. La recuperación en 2023 es un paso positivo, pero sostenerla requiere una estrategia coordinada y de largo plazo.
