La crisis hídrica en Sinaloa y Sonora en 2025 es una de las peores en décadas, impulsada por sequías extremas, niveles críticos en presas y una gestión ineficiente del agua. A continuación, les detallo la situación en ambos estados:
Sinaloa
- Situación de las presas: Las 11 presas del estado están en niveles alarmantes, promediando un 7% de su capacidad en abril de 2025, con seis presas cerradas por falta de agua, como la Guillermo Blake Aguilar. La presa Luis Donaldo Colosio opera al 15.7%, y otras están entre 3% y 13.5%.
- Impacto agrícola: Sinaloa, uno de los principales productores de alimentos en México, ha reducido drásticamente la siembra. En el ciclo agrícola 2024-2025, solo se sembraron 49,000 hectáreas de maíz, frente a 290,000 el año anterior, dejando fuera 150,000 hectáreas. Esto afecta cultivos clave como maíz, frijol y hortalizas, elevando costos y reduciendo la rentabilidad.
- Sequía generalizada: El 100% del territorio enfrenta sequía extrema o excepcional, según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN). Las lluvias de 2024 fueron 23% menores que en 2021, y las proyecciones para 2025 no son optimistas debido a fenómenos como La Niña.
- Medidas y propuestas:
- El CIMMYT promueve prácticas sostenibles como la conservación de rastrojo, que reduce el agua necesaria para riego (de 280-320 mm a 200-260 mm), y la rotación de cultivos con menor demanda hídrica.
- Conselva propone un Plan Hídrico que incluye restaurar cuencas, invertir en infraestructura verde y mejorar la eficiencia en el riego agrícola, que consume el 94% del agua.
- Iniciativas como el Aquatón 2025 recolectaron 1.15 millones de litros de agua para 170,000 personas en 440 comunidades, y se distribuyen pipas a 71,000 personas en 177 comunidades.
- Desafíos: La falta de políticas públicas efectivas, la sobreexplotación de acuíferos y la infraestructura de riego obsoleta (solo 21% de las tierras usan riego eficiente, frente al 80% en Israel) agravan la crisis.
Sonora
- Situación de las presas: Las nueve presas promedian un 12.2% de capacidad, con algunas como la Abelardo L. Rodríguez y la Adolfo Ruiz Cortines al 0% y 0.8%, respectivamente. Otras, como la Álvaro Obregón (14%) y Plutarco Elías Calles (15.3%), están en niveles críticos.
- Impacto agrícola: La sequía ha reducido el 79% de las tierras destinadas al trigo en el Valle del Yaqui, que produce el 50% del trigo nacional. Solo se sembraron 51,499 hectáreas en 2025, frente a 248,122 el año anterior.
- Sequía extrema: Los 72 municipios enfrentan sequía extrema o excepcional, la peor en la historia del estado, según el SMN. Comunidades como Mesa del Seri y La Victoria carecen de agua potable, dependiendo de pipas insuficientes.
- Presión externa: El Tratado de Aguas de 1944 obliga a México a entregar agua a Estados Unidos, lo que podría agravar la escasez en Sonora si se extrae de cuerpos de agua locales.
- Medidas propuestas:
- Perforación de pozos, micromedición y reducción de desperdicios en hogares y comercios.
- En Hermosillo, se implementará un semáforo para informar sobre el desabasto, tras la cuarta crisis de agua en el siglo.
- Críticas a la gestión gubernamental señalan la necesidad de mejorar la distribución y reducir fugas en redes, ya que Hermosillo pierde el 57% del agua facturada.
Contexto general
- Causas comunes: Seis años de déficit de lluvias, cambio climático, sobreexplotación de acuíferos y métodos de riego ineficientes (98.4% del agua en Sinaloa se destina a agricultura).
- Proyecciones: En 2025, el 65% del territorio mexicano podría enfrentar sequía, afectando a casi la mitad de la población. En Sinaloa, las lluvias podrían disminuir un 3.8% para 2060, y en Sonora, la “sequía bíblica” pone en riesgo el suministro a largo plazo.
- Acciones urgentes: Modernizar el riego, restaurar cuencas, regular concesiones de agua (Sinaloa tiene 7,000, equivalentes a 711 millones de m³) y fomentar la educación ambiental.
Conclusión
Sinaloa y Sonora enfrentan una crisis hídrica sin precedentes que amenaza la agricultura, el consumo humano y la economía. Mientras Sinaloa lucha con presas cerradas y una dependencia extrema del agua agrícola, Sonora enfrenta restricciones históricas y presión internacional. Las soluciones requieren un enfoque integral: inversión en infraestructura, políticas públicas basadas en ciencia y participación ciudadana. Sin acción inmediata, la seguridad hídrica de ambos estados está en riesgo, con impactos que podrían extenderse por generaciones.
