Los Papas residen en la Ciudad del Vaticano, un estado independiente en Roma. Tradicionalmente, han vivido en el Palacio Apostólico, una residencia oficial desde 1870 con arquitectura imponente y decoración suntuosa, que incluye los Apartamentos Papales, oficinas, capillas, y los Museos Vaticanos. Algunos Papas, como Benedicto XVI, también residieron en el monasterio Mater Ecclesiae tras su renuncia. Además, cuentan con una residencia de verano en el Palacio de Castel Gandolfo, a 25 km de Roma, abierto al público desde 2016.
El Papa Francisco rompió con la tradición al elegir vivir en la Casa Santa Marta, un alojamiento más modesto, desde su elección en 2013. Explicó que esta decisión le permite mantenerse conectado con la gente, participando en misas públicas y comiendo con otros residentes, adoptando un estilo de vida austero similar al de un «empleado de medio nivel».
En cuanto a salarios, los Papas no reciben un sueldo. Francisco reveló en el documental Amén. Francisco Responde que, para necesidades personales como comprar zapatos, solicita fondos a la Santa Sede, destacando su austeridad. Sin embargo, los recursos para sus gastos y labor pastoral son administrados por la Santa Sede, provenientes de donaciones como el Óbolo de San Pedro, turismo, venta de sellos, y inversiones.
En contraste, los empleados del Vaticano sí tienen salarios: los cardenales ganan unos 5.000 euros al mes, obispos y sacerdotes entre 1.500 y 2.500 euros, y los laicos (en roles administrativos o de seguridad) entre 1.200 y 3.000 euros, con beneficios como vivienda subvencionada y atención médica. En 2021, Francisco redujo los sueldos de cardenales y funcionarios un 10% para abordar la crisis financiera agravada por la pandemia.
El Papa, León XIV, podrá decidir si reside en el Palacio Apostólico o en otro lugar, definiendo su propio estilo de vida y gestión de recursos.
