El FBI, en coordinación con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) y el Departamento de Seguridad Pública de Texas, desmanteló una red de tráfico de combustible ilegal, conocida como «huachicol fiscal», en Texas. La operación se centró en la empresa Arroyo Terminals, en Brownsville, donde se incautaron al menos 20 tractocamiones con pipas llenas de combustible destinadas a México. La acusación, presentada en la Corte de Distrito Sur de Texas, señala que Arroyo Terminals participaba en la importación irregular de combustibles sin pagar impuestos aduanales, y se investiga la posible conexión con combustible robado en México, refinado en EE. UU. y reintroducido a México.
Fuentes indican que la investigación también apunta a empresas en Tamaulipas, aunque no se han identificado públicamente. Se menciona la posible vinculación con políticos mexicanos, pero estas acusaciones no están confirmadas. El operativo se considera binacional, con comunicación entre autoridades de EE. UU. y México, y busca abordar el contrabando de combustibles que evade impuestos y afecta la economía mexicana.
