Sin Redundar.

Columna Periodística -Por Carlos Avendaño.-

Sinaloa: tierra de paz, según el parte oficial… aunque arda en llamas. Qué fortuna tan grande la nuestra: tener un gobernador con una capacidad única de ver saldo blanco… en medio de un incendio. Rubén Rocha Moya, en su ya tradicional estilo de “no pasa nada”, ha declarado categóricamente que la Semana Santa transcurrió en completa calma. ¿Tres levantados en Mazatlán? ¿Personas sin vida en Altata? ¿Casas y carros incendiados en Culiacán? Meros detalles, casi parte del folclore turístico, según parece. Tal vez la definición de “saldo blanco” haya cambiado y ahora incluya muertos, desaparecidos y fuego urbano como parte del inventario semanal. Tal vez en el diccionario Rochista, “seguridad” sea sinónimo de “hacer como que no veo”. Porque aunque Culiacán se enciende, un día sí y otro también, desde el Palacio de Gobierno sólo se percibe incienso, incienso… o tal vez es el humo de los autos calcinados. Más de 150,000 personas han abandonado la ciudad como si se tratara de una zona de guerra (spoiler: lo es), y más de 2,700 negocios han cerrado, aplastados por la inseguridad y el terror. Y ahí sigue Rocha, tan tranquilo como un turista en la Riviera Francesa, asegurando que todo va bien. ¿Y los casi 2,000 muertos y desaparecidos? Seguro son estadísticas mal interpretadas. ¿El crimen controlando calles? Detalles de logística urbana, seguramente. Mientras el miedo gobierna los hogares, el gobierno permanece en su postura favorita: ciego, sordo y mudo. Aunque quizás deberíamos corregir: mudo no está. Porque para decir que todo está en orden, siempre tiene voz. Esto no es normal. Esto no es vida. Esto es el colapso. Y lo peor: en silencio oficial. Exigimos menos discursos y más acción. Primero las familias sinaloenses. Después, si queda tiempo, los discursos de autoelogio…

¡Culiacán con miedo… pero todo en orden! Culiacán lo volvió a hacer. No ganó el campeonato de beisbol, ni el récord en obras públicas, ni el premio al municipio más limpio. No. Culiacán se coronó como la segunda ciudad con más miedo en todo México, según el INEGI. Un honroso 89.7% de sus habitantes dice vivir con temor, lo cual, si lo pensamos bien, es casi unánime… pero sin necesidad de consulta popular. ¿Y quién le quitó el primer lugar a la capital sinaloense? Nada más y nada menos que: Villahermosa, Tabasco, con un 90.6% de miedo puro y duro. ¡Claro que sí! La tierra del mismísimo presidente AMLO. Qué ironía tan generosa: la cuna del obradorismo parió al municipio más temido del país. Eso sí que es dejar huella… o más bien cicatriz. Y como si fuera una especie de olimpiada del terror, ahí vienen también: Fresnillo, Zacatecas (89.5%) y Uruapan, Michoacán (88.7%). Todas compitiendo por ver quién duerme menos tranquilo. La encuesta, realizada por el INEGI, no miente: la percepción de inseguridad urbana se está convirtiendo en la verdadera “marca país”. Olvídense del Tren Maya, del AIFA o del “ya no hay corrupción”. Lo que de verdad nos une como nación es el miedo, ese que no distingue entre norte, centro o sur. Ese que se mete en las casas, en las calles o en las banquetas. El miedo con fuero. Pero eso sí, cada vez que se publica la encuesta, los gobernadores reaccionan con la misma fórmula: “Estamos trabajando, son percepciones, no realidades”. ¡Ah, claro! Entonces que nos hagan una encuesta de percepciones de desayuno: si percibo que comí, ¿Ya no necesito tortillas? Mientras tanto, en Culiacán, seguimos con miedo… pero todo en orden. Con más patrullas que policías, más discursos que soluciones, y más abrazos que estrategias. Total, que, si ya no podemos sentirnos seguros, al menos sintámonos acompañados. Porque si algo nos sobra, es miedo compartido…

Juan de Dios… ¿alcalde o ilusionista profesional? En un acto digno de Las Vegas, el flamante alcalde de Culiacán, Juan de Dios Gámez Mendívil, logró lo impensable: desaparecer por completo en esta Semana Santa sin dejar rastro, sin nota, sin video, sin selfie… sin nada. ¡Pum! Como por arte de magia, se esfumó. ¿Quién dijo que los líderes deben de estar presentes cuando el pueblo los necesita? Eso es algo sin duda alguna del siglo pasado. Lo de hoy es gobernar a control remoto -o mejor dicho, ni eso-. Mientras la gente se enfrentaba al calor, a la inseguridad y a las zonas turísticas vacías, Juan de Dios, eligió la ruta menos transitada: la del olvido. La zona de Imala, antes vibrante, estos días santos, parecía más que un pueblo fantasma. Pero no se preocupen, seguro el alcalde está trabajando… profundamente en su bronceado. Eso sí, en algún lugar lejano, muy lejos del “ruido mediático” que tanto incomoda a los funcionarios de cartón. Y ni una historia de Instagram, ni un TikTok con filtro oficial. ¿Será que no hubo conexión a internet en su retiro espiritual de vacaciones? O quizá es una nueva estrategia de comunicación: “Gobernar en Silencio”. Muy zen, muy ausente. Porque claro, nada grita “compromiso” como desaparecer en uno de los periodos en donde toda la ciudadanía está más que expuesta. Mientras la gente buscaba líderes, él encontró… vacaciones. Gracias, alcalde, por demostrarnos una vez más que en Culiacán no hacen falta enemigos cuando ya tenemos autoridades decorativas. Si la indiferencia fuera un deporte olímpico, ya estarías en el podio ganando el primer lugar…

Robacarros violentos, versión deluxe. Sinaloa vive una película de acción, sin guión, sin final feliz y con demasiados protagonistas armados hasta los dientes. Porque claro, cuando el crimen organizado decide actualizarse, no es con una app, es con armas largas y camionetas último modelo. ¡Faltaba más! Pero tranquilos, que lo urgente aquí es replantear la estrategia. Otra vez. Porque ya llevamos tantas estrategias como conferencias de prensa, y los robos siguen como si nada. Pregunta obligada: ¿A dónde van a parar estos vehículos de lujo que despojan a punta de pistola? ¿De verdad no sabemos? ¿No hay pistas? ¿No hay drones, GPS, inteligencia, cámaras, o por lo menos chismosos de confianza? Ah, pero eso sí, no se trata de “los malandros comunes”, no. Esta vez vienen con el sello de la casa: crimen organizado edición premium. Y claro, como siempre, todos voltean a ver a la Fiscalía de Justicia del Estado de Sinaloa, con esa carita de “haz algo”, mientras la policía especializada sigue buscando su papel en esta tragicomedia. ¿Y la federación qué hace? Mejor no tocar el tema, a no sea que alguien se ofenda y nos manden otra vez el discurso de “vamos bien”. Lo que sí urge, según el dato preciso, es dejar la tibieza de lado. Porque claro, si algo aprendieron los robacarros es que la impunidad no solo protege: empodera. Así que mientras ellos conducen blindados robados, nosotros seguimos paseando ideas “drásticas” en papel…

México dice adiós al Papa Francisco. Conmovido, el corazón de México se despide de un líder espiritual que supo tocar las fibras más profundas de nuestro pueblo mexicano. El Papa Francisco, quien durante su pontificado alzó la voz con valentía frente a las heridas abiertas de México -la violencia del crimen organizado, la migración forzada y la tragedia de las personas desaparecidas-, ha partido de este mundo terrenal. Miles de fieles se han reunido en la Basílica de Guadalupe para rendirle un último homenaje, este lugar que él mismo Papa Francisco nombrara como su rincón favorito de México. Aquella visita histórica en 2016 permanece viva en la memoria colectiva, no solo por sus gestos de ternura y de sencillez, sino por su mensaje de esperanza y de justicia. Jorge Mario Bergoglio -el Papa de los pobres- murió a los 88 años a causa de un derrame cerebral y una posterior insuficiencia cardíaca irreversible, según lo informado por el médico del Vaticano, Andrea Arcangeli. La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, junto a los ex presidentes: Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón y Vicente Fox, así como legisladores de distintos partidos, lamentaron profundamente su partida, coincidiendo todos ellos en describirlo como un auténtico humanista: un hombre que no dudó en ponerse del lado de los más vulnerables del planeta. Hoy todo México llora su partida, pero también celebra su legado. Su voz, su fe y su lucha por la dignidad humana seguirán resonando más allá de los muros del Vaticano. Descansa en paz, Santo Padre. Hasta siempre…

Sin Redundar y diciendo las cosas tal y como son. Suyos los comentarios estimados lectores…

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