La ruptura entre el clan y el Cártel de Sinaloa marcó el inicio de una de las épocas más violentas en la historia reciente del país.
En diciembre de 2023, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos emitió una serie de sanciones contra 15 personas identificadas como colaboradores, directos e indirectos, de lo que llamó la Organización Beltrán Leyva (OBL).
Según consideraciones de la secretaria Janet Yellen, esta estructura representaría una nueva generación del clan que en 2008 hizo definitiva su ruptura con personajes como Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán e Ismael ‘El Mayo’ Zambada.
En la red criminal fichada por EEUU fueron incluidos sólo dos hombres que llevan el apellido Beltrán: los hermanos Mario German y Amberto Beltrán Araujo. Según el gobierno estadounidense, ambos serían hijos de Amberto Beltrán Leyva.
Se presume que este hombre habría nacido en el año 1966 como producto del matrimonio entre Carlos Beltrán Araujo y Ramona Leyva, por lo que sería hermano de los ampliamente conocidos Marcos Arturo (’El Barbas’), Alfredo (’El Mochomo’), Carlos y Héctor (’El H’), antiguos jefes del clan.
En la segunda mitad de la década de los 2000, los Beltrán Leyva abarcaron los reflectores en cuanto a la cobertura mediática del crimen organizado en el país, ya que en poco tiempo lograron tener una amplia red de influencias que les permitió coronarse como referentes en el tráfico de drogas.
La captura de Alfredo Beltrán Leyva fue percibida como una traición.
Su ruptura con el Cártel de Sinaloa en 2008 tras la captura del ‘Mochomo’ marcó el inicio de una de las épocas más violentas en la historia reciente de México y, aunque lograron amasar importantes fortunas a partir del narcotráfico, “resultaron ser capos efímeros”, según consideraciones que el periodista José Reveles compartió en su libro El cártel incómodo.
En el texto, Reveles expone que los hermanos Beltrán Leyva tuvieron una abrupta escalada en la organización criminal, pero nunca alcanzaron posiciones de la misma relevancia que ‘El Chapo’ o ‘El Mayo’.
“Faltos de liderazgo, refulgieron menos de un lustro en el firmamento del imaginario popular como traficantes extremadamente violentos. Durante varios años fueron sólo operadores y cuando quisieron ser jefes absolutos su poderío resultó siempre subordinado, espurio, prestado”, puede leerse en el libro.
Cabe recordar que entre 2005 y 2006, Alfredo Beltrán Leyva buscó apoderarse de las rutas de narcotráfico en Sonora al grado de obstaculizar las operaciones de Adán Salazar Zamorano, uno de los principales hombres de confianza de Guzmán Loera. Tal situación generó una fractura que llegaría a su punto más ríspido en 2008.
“Nunca consiguieron, como sus viejos jefes, las relaciones nacionales e internacionales necesarias para convertirse en intocables e inalcanzables para el brazo de una ley que se alarga o se retrae según las conveniencias del momento”, sostiene Reveles en su obra para explicar los motivos por los cuales los Beltrán Leyva no perduraron al igual que otros capos.
“Reyes locales, parias internacionales: desechables”, son las palabras utilizadas por el periodista para describir al clan en pocas palabras.
Actualmente, según las investigaciones de la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) de EEUU, los remanentes de los Beltrán Leyva mantendrían la organización a flote gracias a sus vínculos con aliados del ‘Mayo’ Zambada y con familiares de Rafael Caro Quintero.